He llegado rápidamente a la conclusión que no podemos ser guerreros sin ser preparados directamente por Dios. No me puedo imaginar un hombre o una mujer que vaya a una guerra o batalla, sin haber sido entrenado previamente. La vida de los militares es de mucho entrenamiento, disciplina, sacrificio, deben estar conscientes y preparados a que probablemente estarán alejados de la familia, por lo que es necesario que esa persona sea fuerte y con capacidad de resistir muchas cosas.